Los materiales que se emplearán serán elegidos en función del bajo impacto ambiental causado por sus procesos de fabricación, producción y transporte. Por ejemplo, la fachada de la oficina se revestirá con madera de iroko, los aislamientos serán de corcho, lana de oveja y celulosa. 

El sistema de ventilación con recuperador de calor permite el intercambio de aire interno y externo logrando un consumo energético casi nulo y la limpieza del aire de contaminantes e insectos. El sistema free-cooling para climatización conlleva un importante ahorro energético. Se combina energía fotovoltaica con geotermia para conseguir el mayor aporte energético mediante energías renovables y se recoge el agua de lluvia para riego de la parcela y así aprovechar al máximo los recursos. 

El cuerpo del edificio se colocará en la parcela en función de la mejor orientación, para que el suroeste invada las fachadas de salón, cocina y pasillo, mientras que al noreste se ubicará la cocina y los servicios. Las habitaciones tendrán sus aperturas a este, de esta manera se aprovechan las orientaciones para conseguir mayor ganancia de luz y calor en invierno y buenas ventilaciones en verano. Se tendrá en cuenta el arbolado existente para ubicarse y generar sombras.

Todos los elementos están predispuestos para que tengan una evaluación sistemática y periódica, con el fin de conocer su evolución y poder revisar las medidas ambientales propuestas, anticipando la aparición de comportamientos anómalos. Esto será de gran interés también para comprobar que las medidas adoptadas funcionan y poder volver a implementarlas en otras construcciones.